Se trata de un producto de excelente calidad muy apreciado en nuestra gastronomía. Ideal para comer solo, simplemente cocido en agua salada, o de acompañamiento en sopas y salpicones.
Tiene un alto contenido en proteínas y escaso en hidratos y grasas. Presenta minerales como yodo, zinc, sodio, selenio, calcio, y vitaminas B3, B9 y E mayoritariamente.
El buey de mar no necesita presentación, es uno de los crustáceos más populares y apreciados y es casi un imprescindible en las buenas mariscadas y en los menús festivos de la mayoría de los hogares. Su nombre científico es Cancer pagurus y se encuentran en el océano atlántico y en el mar mediterráneo, aunque los más apreciados son los que se capturan en las rías gallegas, que se pueden diferenciar del resto por tener más pelos en las patas, las uñas de las patas traseras más afiladas y por tener un color más oscuro. Esto se debe a una cuestión de adaptación al entorno, ya que el buey de mar gallego se cría entre las rocas llenas de algas y el resto lo hace en la arena.
El caparazón del buey de mar es liso, de forma ovalada, más ancho que largo, y de color rojizo. Tiene cinco pares de patas, el primer par son unas enormes pinzas con la punta de color oscuro que utiliza para capturar las presas de las que se alimenta.
El buey de mar es muy carnoso, con una carne firme y tersa con un exquisito sabor. La mejor manera de apreciar todo su sabor es tomándolo cocido, aunque una de las recetas más populares es la de buey de mar relleno.
Buey Macho o hembra, ¿Cuál es el mejor?
Si es mejor el macho que la hembra es una cuestión de gustos. La carne del macho tiene un sabor más intenso a mar y las pinzas más grandes y por tanto más carnosas. En cambio si la hembra no ha desovado todavía esconde en su interior los deliciosos corales que para la mayoría son un manjar.
Para reconocerlos basta con darles la vuelta. El abdomen del macho tiene un lengüeta en forma de un triángulo estrecho y plano, mientras que la de la hembra es mucho más grande y abultada.